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COMPRENDIENDO Y TRATANDO LAS OJERAS

COMPRENDIENDO Y TRATANDO LAS OJERAS

Como farmacéutico dermatológico, he pasado décadas estudiando cómo la piel refleja lo que ocurre dentro del cuerpo. Y en el caso de las ojeras, la historia es una mezcla fascinante de pigmentación, flujo sanguíneo, cambios en las bolsas de grasa, hormonas del estrés, salud intestinal y drenaje linfático.

Pigmentación

Uno de los principales contribuyentes a las ojeras es la hiperpigmentación. Piensa en la melanina como pintura: cuando hay demasiada bajo los ojos, la piel toma un tono más oscuro. A veces es congénito, es decir, el cliente tiene desde el nacimiento esa tendencia a pigmentar. Otras veces se desarrolla por exposiciones ambientales o de estilo de vida.

La luz solar es el culpable obvio: la radiación UV indica a los melanocitos que produzcan más melanina.

Los disruptores hormonales (xenoestrógenos) también juegan un papel. Estos aparecen en anticonceptivos, terapia hormonal, ciertos medicamentos e incluso en filtros solares y cosméticos. Con el tiempo, pueden llevar la producción de pigmento a un nivel excesivo.

La hiperpigmentación postinflamatoria es otro factor. Personas que se frotan mucho los ojos, que padecen eczema, alergias o reacciones a cosméticos, desarrollan oscurecimiento porque la piel responde a la irritación depositando más pigmento.

Vasos sanguíneos y delgadez de la piel

La piel del contorno de ojos es la más delgada del rostro. Esa delgadez hace que lo que está debajo sea más visible: en muchas personas, los vasos sanguíneos. Cuando están muy cerca de la superficie o el flujo sanguíneo es lento, la zona adquiere un tinte azulado, morado o incluso marrón.

La genética influye mucho, pero el estilo de vida, la nutrición, el estrés, el sueño y la hidratación pueden amplificar o reducir el efecto.

La deficiencia de hierro es una causa común: sin suficiente hierro, los glóbulos rojos no transportan oxígeno de forma eficaz, haciendo que los vasos se vean más oscuros y notorios.

Cambios estructurales

Otro factor es la “pseudoherniación” de la grasa orbitaria. Con la edad o la genética, las bolsas de grasa bajo los ojos protruyen. La grasa no es oscura, pero el abultamiento proyecta una sombra que crea la ilusión de ojeras. Por eso algunos clientes sienten que ninguna crema funciona: el problema no es pigmento ni sangre, sino estructura. Aunque los esteticistas no pueden corregir quirúrgicamente esto, explicar la anatomía con claridad genera confianza.

Intestino y absorción de nutrientes

El intestino tiene un rol enorme en lo que aparece en la piel.

El intestino permeable permite que toxinas y partículas no digeridas pasen al torrente sanguíneo, lo que genera inflamación que a menudo se refleja en los ojos.

La malabsorción provoca deficiencias nutricionales que se manifiestan como ojeras:

  • Hierro: vasos sanguíneos más visibles.
  • Vitamina K: coagulación deficiente, vasos notorios.
  • Vitamina B12 y ácido fólico: afectan la salud de los glóbulos rojos.
  • Vitamina C: debilita colágeno, piel más delgada.
  • Minerales (cobre, zinc, selenio): comprometen tono y reparación.
  • Las sensibilidades alimentarias (gluten, lácteos, soya, huevo, maíz, solanáceas, nueces) provocan inflamación crónica, empeorando pigmentación, hinchazón y congestión linfática.
  • Estrés y cortisol
  • El estrés crónico mantiene el cortisol elevado, y este daña la piel: adelgaza la dermis, dilata vasos, altera el sueño y afecta el intestino. Es el “amplificador de ojeras” definitivo.

Drenaje linfático

El sistema linfático drena exceso de fluidos y desechos. Cuando se estanca, aparecen hinchazón y oscuridad. Aquí el esteticista tiene un impacto directo:

Masaje linfático suave, con movimientos delicados, estimula el flujo y reduce la congestión.

Enseñar al cliente automasajes sencillos prolonga los beneficios en casa.

Enfoque integral

Todos estos factores se combinan: el estrés empeora alergias, las alergias inflaman, la inflamación produce pigmento, la falta de sueño hace visibles los vasos, los problemas intestinales agravan deficiencias… Por eso una sola crema rara vez funciona. El éxito está en entender la mezcla de factores en cada cliente y abordarlos de forma holística.

Opciones fuera del alcance del esteticista

Blefaroplastia transconjuntival: corrige bolsas de grasa.

Peelings profundos: aclaran pigmentación.

Láser: apunta a vasos o pigmento.

Conllevan riesgos, tiempo de recuperación y costos, pero conocerlos te permite orientar con honestidad.

Herramientas del esteticista

Activos tópicos: vitamina C (formas liposolubles), niacinamida, retinol de baja concentración para pigmento; ácido hialurónico para hidratación.

Guía de estilo de vida: automasaje linfático, protector solar con óxido de zinc, manejo del estrés, hidratación, sueño de 7–9 horas.

Apoyo nutricional (dentro de tu alcance): dieta rica en vitamina K (verdes de hoja), hierro (carnes magras, espinaca, legumbres), vitamina C (cítricos, frutos rojos), probióticos (yogurt, kéfir, chucrut). El caldo de hueso y los alimentos ricos en colágeno también ayudan a elasticidad y reparación intestinal.

Al final del día, los clientes no solo quieren soluciones rápidas, quieren entender su piel. Cuando explicas cómo pigmento, vasos, bolsas, digestión, estrés y linfa influyen en las ojeras, les das más que un tratamiento: les das claridad.

Eso construye confianza. Eso te convierte no solo en alguien que aplica crema de ojos, sino en su socio para lograr una piel radiante y saludable. Y ese es el verdadero valor de ser esteticista hoy: unir el cuidado superficial con la comprensión profunda de la salud para ofrecer resultados reales.

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